viernes, 22 de mayo de 2009

Quentin Tarantino, desde Cannes, se confiesa fan de El Santo


Cannes.- “!Oh, Santou!”, gritó Quentin Tarantino tan pronto me vio entrar al cuarto donde esperaba para mi entrevista exclusiva con él, en el séptimo piso del Hotel Carlton, sobre la Croisette en Cannes, a propósito su más reciente filme Inglorious Basterds, que tuvo su premiere el miércoles dentro del Festival de Cannes. Se refería a la playera que llevaba puesta, en la que el ídolo del cine mexicano, Santo, el enmascarado de plata, aparece de pie recargado en su auto plateado.
¿Lo conoces?
¡Claro!, de hecho siempre le he dicho a Robert Rodríguez que debería de hacer una película de El Santo y Blue Demon, pero me dice que sólo la haría si fuera de 45 minutos de duración, que no haría una película de El Santo de 2 horas, pero yo creo que es una buena idea que debería hacer y filmar él.
¿Entonces, tal vez tú deberías ser quien la filme?
Pues sí, ¿por qué no? Pero aún creo que el indicado es Robert, por su ascendencia mexicana.
¿Cómo es que conociste el género del cine de lucha libre mexicana?
Cuando era niño, había un cine en Los Ángeles que pasaba cine de exportación mexicana. Me gustaba ir, y ahí conocí a El Santo, sólo que en Estados Unidos no le decían Santo, sino ‘Samson’, entonces los títulos eran algo así como Samson vs. The Women Vampire Killers: eran totalmente geniales.
Hablando de cine mexicano, uno de tus personajes en Inglorious Basterds se llama ‘Hugo Stiglitz’... Hay un actor mexicano muy famoso que…
¡Si! (me interrumpe). Lo conozco.
¿Nombraste a tu personaje por Hugo Stiglitz, el actor mexicano?
Sí, lo conocí por algunas películas que hizo en los setenta como Tintorera, y había otra de la cuál no recuerdo el nombre, pero su personaje se quedaba atrapado en una isla con dos chicas, el nombre se me quedó grabado porque siempre me gustó cómo sonaba, ‘Hugo Stiglitz’, y ahora que hice una película de judíos pensé que era un buen momento para usarlo.
Inglorious Basterds es una historia que tuviste guardada por ocho o 10 años y es una gran película, ¿porqué tardaste tanto en hacerla?
Tenía algunas versiones del guión, y de vez en cuando volvía a él a través de los años y la reescribía. Luego la abandonaba para hacer otra película y me tomó todo este tiempo. Lo que pasa es que me tardé en encontrar la forma de desarrollarla, en ese tiempo parecía más bien una serie de televisión, era muy larga.
¿Cómo fue que finalmente encontraste la forma para desarrollarla?
Las películas tienen algo así como vida propia y ellas solas de repente encuentran la forma de salir adelante y de convertirse en una realidad. Creo que pude finalmente hacerla cuando rescribí la escena inicial, a partir de ahí, todo tomó sentido. Tomó una nueva estructura, cambié algunos personajes y en ese momento simplemente pude visualizarla de otra forma, hasta que llegué a hacer la película.
John Travolta, Pam Grier y Robert Forster han vuelto a brillar gracias a tus películas, pero ésta es la primera vez que vas con un actor que se encuentra en su momento cúspide, Brad Pitt. ¿Significa esto alguna concesión a Hollywood?
No, para mí tiene que ver con el personaje, el actor al que le dé el papel tiene que ser al que mejor le vaya el mismo. En Inglorious Basterds, por ejemplo, Brad Pitt fue seleccionado porque me di cuenta que el papel de ‘Aldo Raine’ era perfecto para él, tenía muchos años diciéndome que quería trabajar conmigo, pero no lo iba a contratar sólo por ser un actor taquillero y galán, así que fue posible hasta que tuve el papel indicado para él. Pero el papel más difícil para encontrar al actor ideal fue el de ‘Hans Landa’, yo incluso, ya con la preproducción muy avanzada le dije a Lawrence Bender: ‘Si no encuentro al actor correcto, no la hago’, porque la película es totalmente ‘Hans Landa’, y esto sucedió apenas una semana antes del límite que tenía para decir sí la hacia o no.

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