sábado, 16 de mayo de 2009

Gael García y Diego Luna no dan una jugando futbol


“¡Buuuurro!, ¡troncoooo!, ¿cómo fallaste esa?”. Quizá Gael García jamás había escuchado tantos gritos en su contra, acostumbrado como está al aplauso.
Pero cómo no aceptarlos por su parte si acababa de fallar una buena oportunidad de anotar gol para poner adelante al equipo de Rudo y cursi, contra un equipo de comentaristas deportivos.
Cuando Gael, con el número 9 de centro delantero en la espalda, escuchó los reclamos, se puso las manos en las orejas y simuló tener un altavoz en ellas y sonrió.
A Diego Luna le pasó algo similar. Con la salvedad de que estando frente al portero optó por reventar el balón, que se estrelló en el larguero. Al menos estuvo más cerca.
Pero como ambos son amigos, no faltó otro grito desolador: “¡De los dos, no se hace uno!”.
Pero también hubo defensores. Bueno, dependiendo el punto de vista. Alguien exclamó que lo que realmente pesaba era la maldición del Estadio Azul, casa del equipo Cruz Azul, que en esta temporada quedó colocado en el último lugar de la tabla.
“La verdad es que como no calificó a la liguilla, teníamos que darle algo de brillo a esta cancha”, bromeó Luna instantes antes del partido.
Los cronistas dirían que en realidad sería una especie de limpiar culpas. Tanto Diego como Gael son fieles seguidores de los Pumas de la UNAM, equipo cliente del Azul durante cinco años, pero que está temporada lograron romper la jetatura.
De lado de los polémicos charolastras alinearon, entre otros, el director y escritor Carlos Cuarón, los actores Axel Rico y Darío Yazbek, medio hermano de Gael, así como el jugador profesional César Villaluz, quien abrió el marcador a pase de Martín Altomaro quien desbordó desde una de las bandas.
Por el cuadro de comentaristas se encontraba el ex americanista Daniel Braylovsky y el ex portero Rafael Puente.
Al final no importó que la cancha estuviera húmeda a causa de la lluvia que se había registrado horas antes.
Gael inició el partido, descansó luego por cerca de una hora y entró de nuevo a la cancha faltando 25 minutos en el cronómetro.
Intentó desbordar y lo hizo en dos ocasiones; una vez quiso controlar el balón con el pecho y le salió pase a un contrario; luego filtró hacia Diego y fue cuando éste le atinó al poste.
Pero dicen que siempre lo ha caracterizado el temple. Cuando escuchó las burlas, entre bromistas y serias, sólo sonrió..
Y mató a cinco minutos del final, al anotar el último tanto de su equipo y cerrar el marcador global. Rudo y cursi 3, comentaristas deportivos 1.

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